La arquitectura orgánica es una filosofía que promueve la armonía entre el hábitat humano y el entorno natural. Mediante el diseño busca comprender e integrarse al espacio, los edificios, los mobiliarios, y los alrededores para que se conviertan en parte de una composición unificada y correlacionada. La arquitectura orgánica, también llamada "organicismo", nació en Estados Unidos en los años 40, cuando se produjo una crisis del racionalismo, aunque se apropia de muchas de las soluciones técnicas aportadas por éste. Puede considerarse a Erik Gunnar Asplund en Suecia y Alvar Aalto en Finlandia como los principales propugnadores de esta corriente.
Las características de la arquitectura orgánica son las siguientes:
- Los materiales a usar deben ser fundamentalmente materiales naturales y en su estado más natural posible, usando si se puede, materiales del entorno.
- Los espacios y formas de la obra deben adaptarse a su entorno.
- Debemos utilizar sistemas eficientes de calefacción y electricidad aprovechando al máximo los recursos que nos permite el entorno ni menoscabarlo.
Los materiales utilizados son fundamentalmente propios de la tierra, como arcilla, piedra y madera y, ojalá, del mismo lugar en donde se hace la obra. La idea es utilizar materiales en su estado más natural posible. Si no es el caso, la opción es elementos reciclados o que hayan demandado un bajo nivel de energía en su fabricación.
En palabras de Frank Lloyd Wright, arquitecto y precursor de esta corriente: “La arquitectura orgánica es el ideal moderno y la enseñanza tan necesaria si queremos ver el conjunto de la vida, y servir ahora al conjunto de la vida, sin anteponer ninguna tradición. No exaltando ninguna forma fija sobre nosotros, sino exaltando las sencillas leyes del sentido común. ¿La forma sigue a la función? Sí, pero lo que importa más ahora es que la forma y la función son una”.
De la misma manera, ocurre con la decoración. La llamada decoración orgánica se basa fundamentalmente en la utilización de la luz y los objetos con el fin de crear un espacio integrado con la naturaleza. El objetivo principal es básicamente crear un ambiente regido por lo natural, brindando al visitante y propios moradores la sensación de armonía con el entorno y sus elementos vitales.
Por medio de las texturas, los materiales y los complementos de origen natural se ambienta e incorporan sensaciones que recuerden aromas y características de nuestros entorno o paisajes lejanos de bosques o playas o lo que se quiera recrear.
La iluminación debe procurar ser siempre natural y profusa en todos los espacios, pues es la fuente de vitalidad y energía de la naturaleza, lo cual da una calidez orgánica a cada espacio. Si se utilizan luminarias o difusores, deben guardar coherencia con el resto del mobiliario para conseguir la armonía y procurar el ahorro energético.
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